domingo, 27 de septiembre de 2015

Ambigua evidencia

No dejes mi cuerpo en blanco,
derrama tinta sobre este papel,
que las letras no son en vano,
que en tu mano, baila mi cordel.

Que un amanecer delirando,
será signo claro,
de tu ambigua evidencia
sobre mi ser.

Palabras no escritas
que nublan la vista
y queman la piel.

Huellas perdidas
que un hombre encuentra
siempre en una mujer...



2 comentarios:

  1. Buenas noches, María.
    Te escribo plácidamente tras haber degustado tu poema de hoy. Me acompaña la música de Bruno Sanfilippo. Aprovecho para recomendarte la audición de su disco "Claroscuro".
    He disfrutado inicialmente la metáfora del cuerpo como superficie ideal para ejecutar el arte sublime de "escribir" con el tacto. Me has conducido al recuerdo de un texto añejo en el que refiero mi percepción del tacto como un puro lenguaje del espíritu: el más elemental, sin duda, y por eso tan inaccesible desde nuestra inmersión cotidiana en una cultura de excesos artificiales. Nuestra educación convencional no nos conduce a experimentarlo así: se accede a esa comprensión desde la inteligencia emocional que afirma la espiritualización de la piel. Y eso arranca desde la experiencia primordial del tacto materno. Transferido a una genuina expresión adulta del mismo, el refinamiento del tacto concluiría en la restauración del "tacto inocente". Carezco de otra expresión más poética para definirlo...
    Aprovecho este momento para hacerte una aclaración. Te referiste a mí como "Gassho" al despedirte en tu respuesta a mi anterior mensaje. No es mi seudónimo, María.
    "Gassho" es la verbalización del gesto milenario con el que los monjes Zen manifestamos gratitud, concentrando su sacralidad en la unión de las manos extendidas frente al corazón. Estimamos la sacralidad de la gratitud significando que no sólo se agradece lo recibido, sino la oportunidad de dar y, finalmente, de dar-se: mutuamente. La gratitud, para los boddhisattvas, es la gracia de la inter-dependencia.
    Dedicarse es "Gassho": el espíritu en el gesto de dar como recibir, y de recibir como dar. La transferencia a nuestro lenguaje dual es problemática. En el Zen no hay dualidad, sino inter-dependencia: una percepción circulante y fluida del ser en el hacer.
    Es hermoso, para mí, que aceptes lo que te escribo.
    Gassho.

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    1. Buenas noches Anónimo,
      en primer lugar disculpa mi ignorancia ante el significado de la palabra "Gassho", solo pensé dirigirme a ti de una forma más cercana, aunque equivocadamente.

      De nuevo gracias por compartir conmigo. Me gusta el mensaje que transmites.
      He de decirte que hice caso a tu recomendación... Perfecta música para disfrutar en esta madrugada de eclipse lunar. Adoro estos alimentos para el Alma.

      Feliz madrugada y hasta pronto!

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