viernes, 15 de julio de 2016

"Un mundo en declive"

¿Un mundo en declive?
Resume tu mundo, así si quieres... ¡Eres totalmente libre!
Sólo déjame decirte, con esa misma franqueza, lo siguiente: Discrepo con tu titular. Y como yo, cada vez somos más. Aunque en esta ocasión será por respeto, hablar desde mi humilde opinión.

¿Que el mundo se va a la mierda?
Lo siento amigo, mi perspectiva es otra.
Y es que yo elijo quedarme con esa otra mitad del mundo, que hoy se te resiste y quizá un día lograste ver. ¿Por qué ahora te empeñas en hacer divisiones?
Recuerda... No han sido sus partes las que te han traído hasta aquí, sino la suma de todas, el mundo en su totalidad. ¿Por qué decides entonces, quedarte exclusivamente con una porción decadente?

Déjame explicarte, que en mi mundo hay luz, no sólo sombras. Hay una fuerza extraordinaria que empuja a quienes aún luchan por sus sueños. Hay vida en las calles, en las casas y en el interior de quienes las habitan.
En mi mundo hay esperanza, colgando de cada árbol que al correr, adelantas.
En cambio en ese mundo que afirmas, se va "al garete", no faltan egos inflamables, conflictos de intereses insalvables, camuflados en corbatas de colores que lucen algunos trajes de firma y sin palabra. Puede incluso que haya risas, que sólo encubren placer, cuando al contrario se le ataca.
¡Qué mundo tan diferente al mío! Yo apuesto por risas que abren caminos, a quienes las disparan y a aquellos a los que su brillo les impacta.
En mi mundo hay posibilidades, hay acuerdos y tratos. Se aparcan las mentiras y se negocian las verdades. Mientras en el tuyo sientes desconfianza, olfateas los temores y escurres difícilmente la fatalidad de un mundo en su ocaso; La controversia de una lucha por el poder de unos cuantos...

Donde yo vivo, perdura la solidaridad, la fe en el ser humano y sus valores. En mi mundo hay perfumes de jazmín, rosas y damas de noche. Ni la magia acaba con la lectura real de corazones y almas.
¡En tu mundo no se vive! Pesa el miedo, su sometimiento, el conformismo y la venganza.
En el mío, el amor vive a sus anchas, no se desvanece en leyes, costumbres o usanzas. Es tan genuino que va más allá de la piel, de la clase social o de partidos.
En tu mundo las batallas y sus causas ¡son tan dispares! Nosotros cambiamos la codicia por altruismo y la razón por felicidad.
En mi mundo se trazan pinceladas de alegría sin grandes motivos. Procuramos quitar las piedras de cualquier camino. Celebramos la vida que tenemos y no nos lamentamos por lo que pudiéramos haber perdido.
En el mundo que tú ves, las promesas encarcelan. En el que yo diviso, no hay lugar para ese tipo de condenas, sólo conquistas que regalan libertad y permisos.

¿Que el mundo se va a la mierda? Será ese mundo de relojes sin tiempo. Donde se convierte en héroe quien acumula en su cuenta más dinero.
Permíteme descubrirte mi concepto de héroe... más cercano al personaje mítico en la ficción, que posee cualidades innatas en su corazón y es capaz de salvar la vida de cualquier hombre. Y no otro que por un afán de gloria, aún armado de valor, la arrebata. Para calzarse después el honor de utilizar ese nombre.

¡Qué tristeza más grande debes estar sintiendo, si es que tu mundo se desmorona!
En el mío evitamos pensamientos que desesperan e intentamos levantar el mundo con la energía de nuestras manos. Valoramos todo aquello que no se pierde en un tornado. Y si amenaza el desconsuelo, pedimos a las estrellas que sigan iluminando la parte que nosotros vemos...
Porque mientras estemos aquí y aunque la música que suene al otro lado, no nos guste demasiado, siempre será un signo de fortaleza, bailar al son de ese niño, que con sólo 4 años, nos deleita con las notas, que aprendió feliz sentado al piano.

Por todo eso amigo, siento decirte que no voy a caer en las redes de ese cruel mundo de lágrimas en el que tú combates. Aunque tampoco a ti te guste y no arrincones a los que tú no entiendes...
Después de todo, sigo prefiriendo el mundo que yo contemplo. Donde no hacen falta vacunas contra el odio, la rabia o el desprecio, y sólo puedo contagiarme de paz y de buenas intenciones.

No quiero sentirme marioneta en manos de un destino con forma de hombre.
Prefiero cortar los hilos,
aun sin saber donde mis sentidos me lleven.