"No pudo ser, pero mereció la pena"

Leer anoche estas palabras fue como abrir magistralmente el cofre que, hace poco y repleto, había cerrado bajo llave: "No pudo ser, pero mereció la pena".
Así volviste a mi como una ráfaga de aire que tambalea, sin saber ni preguntar si podías abrir la puerta.

Aquellos intentos casi a diario de querer buscarnos sin pretendernos, de ambicionarnos sin poseernos, de aspirar un cielo y al fin hallarnos.

El compás de tus andares al acercarte, tu escasa sonrisa y media y esa felicidad en tus ojos rasgándose...
Recordé la ilusión asomando en tu primera llamada y después impaciente en las noches frías, cuando tu boca ardiente soñaba la mía. El pensarte como una loca amando sin medida y luego olvidarme, con el sol despertando mi cama vacía. Sereno, confiesa... No te atrevías!

Mas mereció la pena tu alegría y aquellos presentes en forma de abrazos, compartir con asombro tus secretos, frente a frente bajo mi techo, los besos contra la pared y atándonos de manos.
La pasión trepando por los peldaños. Y tu voz tarareando una canción a medias, subiendo las escaleras que aún hoy separan el salón de mi cuarto.

Tus palabras desplegando mis alas reforzaron mi Fe. Liberaste un amor que en ruinas creía sepultado.
Conocí tus miedos, tus anhelos, tus fracasos... Gracias por soltar tus treinta máscaras en la entrada y ser solo tú cada vez que cruzabas mi puerta.
Ese mágico mundo que vi a través de tus ojos, repatriando mis pupilas a otro tiempo, rescatando ilusiones nuevas de viejos sueños y otras tantas pequeñas partes de mi...
Prolongar mi estancia en el majestuoso hotel de tu mirada, no niego que me hubiese encantado!

Pero conocernos y querernos aquella vez traía consigo un final cercano y lo insuficiente pasó a ser experimentado. Motivo suficiente para agradecer hoy el regalo.

La fortuna no fue quedarme en tus brazos, la fortuna es palpar lo que me has enseñado y aprender a llevarte conmigo sin que me duelas, así no estés a mi lado.

Aunque las circunstancias nos separaron y esta vida no nos dejó ser, sin duda a otra me llevaré, el habernos encontrado.