lunes, 9 de noviembre de 2015

Somos lo que compartimos

Tras una noche incierta, hoy me levanté alegando... 
Somos lo que compartimos.
Exponemos dependiendo del grado de importancia que otorgamos.
Ojalá tan solo una persona hoy pudiera descubrir, que siempre cobrará más poder 
aquello en lo que enfoca su energía.

Por ello, prefiero compartir ilusión, poesía, locura, felicidad, amor, sonrisas, esperanza, optimismo, belleza, verdades, corazón... a desidia, tristeza, vacíos, silencio, superchería, brumas o desconsuelo.

El motivo es simple: Lo que compartes va creciendo y lo que ofreces se convierte mágicamente, eterno en el tiempo.
"Sé canción para quien disfrute escuchándote y paisaje para quien disfrute mirándote."
No tengo un cuerpo espectacular, pero mis gracias no faltan cada día por manejar un corazón que fabrica como siente. Porque es aquí donde resuena la importancia que damos a las cosas.

Letras que sanan he compartido, música capaz de aliviar corazones heridos.
Rosas para demostrar que en la belleza también habitan dolor y desafío.
A veces comparto en color, otras en blanco y negro...
En la ausencia de luz se esmeran, en brillar más aún las estrellas.

Ignoro si será ésta la mejor forma de expresar, de aportar a los que me rodean, pero sí considero la mejor desde mis principios.

Por eso conténtate con tu propia verdad, que seguro también será la mía, contemplada desde otros ojos...

No lo olvides, ésta es solo mi respuesta y éstos, mis motivos.

(Nota publicada en Facebook el 18/10/2014)




2 comentarios:

  1. Buenas tardes, María.
    Celebro que reanudes tu viaje en esta cuidada dimensión de transparencia, sea cual fuere el motivo por el que has detenido tus pasos hechos de palabras latidas. Quienes transitamos por los senderos discretos del espíritu sabemos que el corazón y el aliento nunca se detienen, que la vida íntima palpita siempre, aun cuando el verbo quede suspendido en la espera latente de su certeza.
    Me agrada acompañar tus latidos de cordura con el pulso distante de mi cordialidad escrita; mi comentario de hoy es puro asentimiento confortado en la lectura de tu latir compartido. Me acomodé a tu viaje discontinuo anunciándote el especial aprendizaje de la gratitud que los monjes Zen realizamos, y que modela una permeabilidad espontánea hacia todo aquello que nutre, que sana, que alegra, que nos permite dedicarnos los frutos del corazón sin necesidad de conocernos.

    Persisto en mi costumbre de compartir música escogida para completar mi breve vínculo contigo: "Autumn´s song" de Tchaikovsky, para piano solo.
    Gassho.

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    1. Buenos días Carlos!
      Lamento no haber entrado últimamente por aquí. Por ello te agradezco aún más si cabe, que sigas leyéndome y escribiéndome. Te confieso que me alegra sinceramente leerte.
      Estoy trabajando en un importante proyecto literario y el tiempo no juega a mi favor. Aunque confío que mi siembra dará bonitos frutos en el momento adecuado. Así que no me preocuparé demasiado si no lo termino en la fecha prevista. Lo importante en este caso, será terminarlo. :)
      Releo tus palabras y por más que lo hago, no hay vez que no me dejen con la boca abierta, jejejejejjej! Lo que nace de ti, me parece increíble!

      Como siempre, agradezco tus recomendaciones musicales. Me gustan mucho. Entre otros, los sonidos que regala un piano, son de los que más me atraen.

      Te deseo una feliz semana y sobre todo, Paz, que tanta falta nos hace.
      Gracias por estar.

      Un abrazo!

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