lunes, 16 de noviembre de 2015

Paris Mon Amour ♥

¿Dónde está la ética, la moralidad, la humanidad y la compasión hacia la vida y la dignidad de los demás?

Este fin de semana sólo pude guardar silencio y elevar mis oraciones.
Mi voz se ausentó y preferí dar paso a unas lágrimas que había decidido congelar el viernes, ante la opción de alimentar con odio, fanatismo y barbarie, lo que hoy, lamentablemente, sigue estando ahí.

No estamos tan lejos los unos de los otros, no estamos a salvo por comprobarlo tras la pantalla. Sólo cuando el ser humano deje a un lado tanto ego, orgullo y ambición, podremos descansar con los dos ojos bien cerrados y el corazón libre entre las manos.

Ni siquiera el horror que veo a diario en este mundo, conseguirá llevarse mi Fe.

Ante tanta crueldad en el mundo, cada día más personas revelan abatidas su pérdida de Fe. Y sinceramente, creo que no faltan motivos para no volver a recuperarla.
El mundo siempre nos mostrará las dos caras de una misma moneda, en este caso, el bien y el mal. Y como en tantas otras dualidades, éstas no pueden existir la una sin la otra, perderían todo su sentido. Pero nosotros sí  podemos elegir a cuál de ellas aferrarnos. De esta forma, al consolidar una, instantáneamente iremos disminuyendo el valor de su contraria.
Es muy fácil tener esperanza cuando las cosas avanzan favorablemente. Lo difícil es mantener ese optimismo en el caso contrario. Y hoy tengo una nueva oportunidad de ratificar lo que bien dije en otra ocasión:
"Voy a seguir dando amor, mientras otros siembren miedo. Voy a seguir creyendo, aún cuando los demás pierdan la esperanza. Voy a seguir hablando de Paz, aún en medio de la guerra..."
La fe es una creencia que nace de tu interior y nadie, excepto tú, puede alimentar.

Por favor, no permitas que aquellas cosas que no llegan a tu entendimiento, roben tu fe. Que bastante se enorgullece ya el ladrón, con eliminar la esperanza de quien sufre el miedo.
Llenarte de rabia, odio y rencor, únicamente perjudicará tu corazón. Vemos que hay quienes ya lo tienen contaminado, no dejes que intoxiquen el tuyo, ni te conviertas en sus espejos.

Al igual que una imagen puede mostrar la mejor versión de un ser humano, pienso que un gesto y una palabra, pueden conseguir lo mismo. Reflexiona sobre lo que compartes a diario y desde esa reflexión, decide ahora, qué deseas seguir proyectando en tu entorno...

La paz siempre por bandera, el amor mi religión. Que sin querer y teñida de negro, "Paris Mon Amour" más grande se hizo. Aún con un centenar menos de población, pude ver en el ser humano altruismo y compasión.

"Que nuestros hijos no sientan
el frío del dolor.
Que la muerte no es bella
si derrama sangre
por su nación."

#París 13/11/15.



2 comentarios:

  1. Buenos días María.
    Transitamos por vías paralelas de palabras y emociones. Convergemos brevemente en este lugar de brillo delicado y recóndito. Al igual que tú, dedico parte de mi tiempo a mi presente proyecto literario, y a veces suspendo mi soledad para alimentarme con el eco de seres afines.
    Quiero compartir contigo un texto de mi segundo libro "Veneno y Luz":
    "La paz es el epitafio impronunciado para todos aquellos que fueron sometidos al sacrifico terminal por un futuro que necesitaba de su ausencia. Como herencia de una mortandad reminiscente y glorificada, todo tiempo pacífico acontece desde la trágica falta irrevocable de quienes fueron inmolados, y nos legaron aquello que nunca disfrutaron.
    La paz puede ser el ósculo muerto que los déspotas se entregan, cual sello mutuo de silencio y de vergüenza, en las horas desiertas que siguen a la feliz extenuación de toda masacre -en el fondo, siempre consanguínea, en el fondo siempre pérdida de hermanos- concurso de sacrificio de los obedientes prescindibles que saldan con su vida las deudas de nuestros señores. Esa paz es descanso aturdido, demora del tiempo de la furia retornada que consume nuestros nombres en las piras litúrgicas de la hostilidad ancestral.
    La paz acaso sea la voz intraducible de los príncipes de la concordia vacua y solemne, asimismo garantes del mayúsculo abandono de las palabras vivas. Por eso esa paz es fábula, entregada como cuento nocturno para infantes de inocente somnolencia, para tiernas presas de fáciles ensoñaciones; o también prodigio, acontecido como alivio mágico para una enfermedad pertinaz que elude respetar la apaciguadora medicina de la consciencia. La paz de la obediencia, de la fatiga, del fuego perenne, del apocalipsis advertido, de la plegaria fragmentada y distante: desgraciada palabra cuya vivencia íntima pocos conocen, pues la paz en la que genéricamente no estamos implicados es la paz con la vida y con los seres vivientes. Todo lo demás es nostalgia, presagio, apariencia y utopía: modos de afectividad persistente por una trampa deseada, o prometida por fantasmas que se ausentan de nuestros dramas y se refocilan con nuestros lamentos. O simplemente un ilusorio tiempo expectante para el fruto inverosímil de una palabra baldía".
    Te agradezco tu paciencia para leerme, y espero que captes el sentimiento que sustenta este escrito.

    Hoy quiero recomendarte "Elégie", para voz y piano, de Erik Satie.
    Gassho.

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    1. Gracias como siempre... por tu dedicación, por tu mensaje, por tu música en el aire y por tus palabras.

      El que aquí has dejado, es un texto, como mínimo emocionante.
      Te deseo lo mejor para tu nuevo libro. Seguro será un éxito.

      Agradecida por poderte saludar de nuevo.
      Hasta pronto!

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