lunes, 27 de febrero de 2017

“La muerte no es triste, lo triste es no saber vivir.”

Entonces sucede aquello que no habíamos planeado, algunos dicen ver las orejas al lobo… 
Pero en realidad ¿qué ocurre cuando los minutos empiezan a contar en sentido contrario a las agujas del reloj? ¿A qué tememos en realidad en ese instante fugaz e interminable a la vez? 
Cada cual podrá reflexionar sobre ello las veces que haga falta, pero no quizá el tiempo que necesite, porque a veces, simplemente no hay tiempo. 
Por eso hoy te deseo tiempo y conciencia, un regalo para descubrir, aprender y poder actuar en consecuencia.

Querido Pablo:

Decidiste recoger tus cosas y ya te has marchado. No sin antes haber sembrado tu ejemplo sobre una tierra ávida de fe y esperanza.
“Se puede salvar vidas, crear conciencia y dar amor sin recibir nada a cambio, sin pedir dinero, sin gastos inútiles, sin mentir... Simplemente actuando con el corazón.”
A día de hoy, todos sabemos que tu lucha no ha sido en vano. Nos has enseñado que las redes sirven para algo más… Consiguiendo más que cualquier campaña solidaria y aún estando al otro lado, continúa tu riego de conciencias sobre posibles donantes de médula que aquí se quedaron.

Querido guerrero… tu fuerza, motivación, entereza, aceptación y optimismo, siguen brillando en tu ausencia. Mañana quizá el eco de una constante lucha y superación también lo hagan.
¡Admiro a personas como tú, que hacen replantearse a muchos, de la noche a la mañana, su concepto de héroe! ¡Y cómo así sus circunstancias pueden traer un nuevo sentido a la palabra!
¡Admiro a quien puede sumergirse en la lucha, pelear sus batallas, compartirse con el mundo y hacer de su historia la mejor!

Querido amigo… Supiste saborear la vida cuando afligida te anunció sus últimos tragos.
Me resulta curioso que te avergonzaras cuando se te otorgaba importancia… ¡Si somos nosotros quienes deberíamos avergonzarnos! Por empezar a vivir, justo al descubrir que nos hallamos ante ese último tramo, del que ya no se puede retroceder.
Cargado de fuerza recorriste el camino, sin saber que la vida te presentaba un atajo. Y entonces quisiste evitarlo, pero sólo las almas grandes dejan vacíos iguales.

Querido maestro… ¡un genio en las fórmulas! Pues restando tu vida, sumaste y multiplicaste. Siempre fuerte hasta el último momento.
La vida que emprendiste, continúa. Tanta vida que regalaste, seguirá fluyendo como merece, entre todos aquí abajo.

Tu labor incrementó extraordinariamente las donaciones. Y cuando alguien consigue eso, es porque tras él siempre hubo un propósito muy claro.
Compartías tu vida, ofreciendo más vida a quienes compartían tu historia. 
Déjame decirte, Pablo: Para mí has ganado una batalla que otros han dado por perdida.


“Amad todo lo que forme parte de la vida.”

Y como parte de la vida, también es la muerte... No hay finales, sino nuevos comienzos. 
Amemos lo que hoy tenemos, lo que llega y lo que se va. Amemos HOY con todo nuestro ser. Amemos el presente y ¿por qué no? con cada uno de nuestros sentidos soñemos un mañana mejor, sin dejar de amar el ayer. Amemos con el corazón lo que late en el otro y lo que sigue latiendo de él en nosotros. 
No hay combates desaprovechados, si las huellas que dejas, hoy las perfilan extraños. 
No hay clamores al cielo, porque allí de donde venimos, allá regresamos.
Dejar aquí el sudor de tu lucha, es llegar arriba con los deberes bien hechos.




“Demos más sonrisas, demos más abrazos, demos más paz, 
demos la mejor versión de nosotros mismos. 
Demos gracias a la vida por darnos el gran lujo 
de poder despertarnos cada mañana, 
seamos más agradecidos.”

Querido Pablo… Gracias por cerrar tantos miedos y abrir más conciencias. 
Por lucir el vestido de la serenidad en tu mirada, al saber todo lo que nos has dado. 
Por reparar en lo importante y advertir a medio mundo de ello.


Que no se nos indigeste la eternidad. Que no nos atragantemos con las prisas, 
ni que un rezagado empujón de la vida nos lance directos al precipicio.

Querido guerrero… Llegó la hora de despojarte de tu pesada armadura y de retirarte a descansar tras una dura jornada. No te preocupes por tu lanza, la conservaremos como oro en paño para lidiar nuestras propias batallas, no muy dispares a las que reflejaron tus ojos y nos guiaban.

Querido amigo, gracias por abrir la cancela de la moral y la ética y echar el cerrojo al desánimo.
Impresa en el viento queda tu sonrisa constante y guardadas en un cofre, todas las lecciones.


Permíteme que hoy, en este espacio, suscriba tus palabras:


“Ánimo a todos los que estéis en una dura batalla. 
Ánimo a todas las familias que estén pasando una dura batalla. 
Ánimo a los que hayáis perdido a un ser querido, 
todo pasará y todo llegará. 
La muerte forma parte de la vida. 
Por lo que no hay que temerla, sino amarla.”

¡Hasta siempre campeón!


“La muerte no es triste, lo triste es no saber vivir.”
Pablo Ráez Martínez.
1996 - 25/02/2017 (20 años) 
Marbella.